Recuerda lo que has pensado esta mañana al mirarte al espejo. Eso que has dicho, ¿Se lo dirías a algún ser querido?
La importancia del discurso interno
Piensa por un momento que le dijeses todo eso que te dices a ti misma a otra persona, conocida o no. ¿Cómo se quedaría? ¿Cómo reaccionaría?
Lo que dices lo crees y lo que crees lo creas. Si continuamente te estás infravalorando y despreciando, ¿qué vas a crear?
Para estar bien necesitas hablarte bien. Tú eres la primera que se debe querer. Y lo que te dices continuamente hará que te aprecies más o menos, según ese discurso interno que llevas.
Para cambiar la forma en la que te hables, debes ser muy consciente de lo que te dices. Así, cada vez que te sorprendas hablándote de una forma que no hablarías a cualquier otra persona, toma consciencia y cambia las palabras y la forma en la que las dices. Esto no será fácil ni rápido. Son muchos años con la misma actitud y forma de actuar, pero será reconfortante. Quererse a una misma es de los mejores placeres de la vida.
Piensa: “Esto que me estoy diciendo, ¿se lo podría decir a otra persona?” Si la respuesta es no, no te la aceptes para ti tampoco.
Regla: Si no se lo puedes decir a los demás, no te lo digas a ti misma
¿Quién puede ser más importante que tú?
Tu felicidad debe ir primero. Esto no es negociable. Entonces, si es algo que no dirías a los demás, no toleres decírtelo a ti. Protégete y cuídate. Si tú estás bien, los demás podrán recibir muchísimo más de ti.
Pensar en ti primero no es egoísta o narcisista. Si tú no estás bien contigo misma, ¿cómo vas a estar bien con los demás? Es que es imposible, conseguidora. No puedes dar aquello que no tienes. Y si quieres dar amor a los demás, tienes que dártelo primero a ti.
No dejes que ideas negativas, externas o propias, que te infravaloren te definan. No eres todo eso que te dices. Esas palabras no son más que un discurso trabajado durante mucho tiempo y, aunque empieces a pensarlo, no eres tú ni te representa.
Vales mucho más. Piensa y haz una lista de las cosas que has logrado hasta ahora, de pequeños éxitos. Aunque ahora mismo no creas que sean muchos, verás que poco a poco va aumentando y llegará a ser bastante larga.
Podrás usar esta lista en esos momentos o épocas en las que nos cerramos y no vemos nada más allá de lo malo que creemos hacer o tener. Te servirá para darte cuenta de que no todo es tan negro como lo vemos ahora, que somos mucho más de esa definición negativa que nuestra mente se empeña en hacernos ver.
Validación interna, validación externa
Como te he dicho arriba, lo que crees lo creas. Esto es porque a la mente le encanta tener razón, por lo que todo lo que te digas una y otra vez, lo terminarás creando para que, de esta forma, te pueda decir “¿Ves?, tenía razón”.
Por eso es tan importante cambiar el discurso negativo y feo que te dedicas por uno agradable y benévolo, que exprese lo que quieres alcanzar o sentir.
Una vez cambies tu discurso interno, tu mundo externo cambiará. Porque tu cabeza ha cambiado. Exprésate a ti misma todo aquello que te gustaría recibir de fuera y lo recibirás de vuelta.
Además, cuando cambias la forma en la que te hablas, cambias tanto tu autoconcepto como la percepción que tienen los demás de ti. Esto te ayudará a reforzar esas nuevas ideas que acabarán por ser tuyas propias.
Conseguidora, no esperes a tener el cuerpo perfecto para amarlo. Quizás ese día nunca llegue y habrás perdido muchas oportunidades de amarte.