Siempre andamos buscando quién es el mejor en algo: el que llega primero en una carrera, quién gana más dinero en una empresa, quién pierde más kilos después de una cirugía bariátrica… Pero la felicidad está muy lejos de ahí. No te compares conseguidora, si lo haces siempre saldrás perdiendo.
Tú eres única
¿Se te ocurriría comparar la belleza de dos flores para ver cuál de ellas es más bonita? Las dos son flores, pero diferentes y una no puede ser más bonita que la otra. Quizás a ti te guste una más y puedas pensar que es más bonita, pero no es más que una interpretación personal. Todas las flores son bonitas por el milagro que representan, pues de una semilla salió una preciosa flor.
Pues el ser humano ocurre algo similar. Todos somos la misma especie, se podría decir que somos iguales. Pero, a la vez, somos diferentes entre sí, cada uno con su individualidad personal, con su historia, con su mente, con su forma de interpretar la vida…
Por eso, es imposible compararse con nadie. Cada uno ha llegado hasta donde está de una forma completamente diferente. Y, de hecho, si pusiéramos a dos personas iguales en las mismas tesituras, darían resultados muy diferentes, pues cada uno interpreta la realidad como quiere.
Por lo tanto, debemos interiorizar bien adentro que cada uno tiene una forma de ser, unos sueños, unos valores… que impiden que seamos copias unos de otros y nos hacen ser como somos.
La felicidad ante todo
El fin de hacer algo es la felicidad. Tal vez, durante el camino hacia ese objetivo, tengas que hacer cosas que no te hacen feliz, pero sabes que es parte del trato que hiciste contigo misma al asumir que querías alcanzar esa meta.
¿Por qué haces lo que estás haciendo? Pregúntate esto cuando te sientas mal mientras luchas por un objetivo. Se puede tener momentos de dificultad, pero no te debe hacer sentir mal.
La felicidad es la guía que debes seguir. La brújula. Cuando pensar en que logras aquello que se supone que quieres no te hace feliz, déjalo, no tiene sentido seguir. Debes sentir felicidad, ganas, energía, motivación por ese sueño. Si no es así, ese no es tu sitio ni tu camino y sólo estás perdiendo energía en vano.
Sólo te importa tu progreso
Siempre lo digo. En este post ya hablé de ello, pero de nuevo te pido seguidora que seas honesta contigo misma y respondas si realmente te importa la vida de los demás. ¿Te quita el sueño que tu conocido X consiga eso que se propuso? ¿Te despiertas más feliz porque aquella conocida al fin entra en aquel pantalón de hace 10 años?
Seguro que cuando te enteras de sus buenas nuevas, en ese breve momento de tiempo, te alegra saber que les ha salido bien, pero, en tu día a día, te da realmente igual. Y no pasa nada. Y es normal. Y está bien. Y a los demás les pasa exactamente igual con tu vida.
Nadie sufre ni se alegra eternamente de tus buenos o malos avances. Así que comparar tu progreso con el de otro no tiene realmente sentido. Te importas tú, lo que mejoras o empeoras tú. Si te sientes mejor o peor.
Y esto no es para nada ser egoísta. Nada más alejado. Y te daré dos razones. Por un lado, si tú no estás bien, sí que no te podrás alegrar ni ayudar a nadie más. Porque tu cabeza estará en otro sitio, no en la felicidad del otro. Y, por otra parte, al centrarte en ti, cuidarte y preocuparte de tu progreso, enseñarás a la gente de tu entorno a hacer lo mismo, ayudándoles indirectamente.
Y como sólo te importas tú, tu mundo debe girar entorno a ti y tu felicidad. Así podrás dar lo mejor de ti a aquel que lo requiera.
Conseguidora, en tu mundo sólo estás tú. No te compares si no es contigo misma.
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