¿A qué vas a esperar?

La vida es para los valientes. Pero no esos valientes que se enfrentan contra Goliat y son reconocidos socialmente. Los valientes son gente mucho más cercana, común incluso, pero que cada día se enfrentan a sí mismos para superarse, romper sus miedos, crecer y realizarse.

Estos valientes también tienen dudas e incertidumbres, pero si por algo se caracterizan es porque no se quedan esperando a que las cosas ocurran. Van a por aquello que quieren, contra viento y marea, sin que ninguna excusa les pare.

¿Por qué te pones excusas?

Seguro que te ha pasado: dices que quieres algo pero seguidamente empiezas a poner excusas para no hacerlo. Pero, ¿por qué lo haces?

Pues mi experiencia me dice que, básicamente, es porque ese deseo no es tuyo, es decir, que no nace de ti, de tu inquietud y tu deseo. Probablemente se lo habrás escuchado a alguien y te ha gustado cómo sonaba, lo bien que te quedaría y cómo de reconocido socialmente serías si lo lograses. Pero esta es la fórmula para el fracaso. 

Si no te motiva, si no te quema especialmente no conseguirlo, no nace de ti y lo más seguro es que no llegues a lograrlo. Porque ya se hace difícil a veces cuando lo deseas fervientemente, imagínate cuando te da igual conseguirlo que no. 

Es por esto que te llenas de excusas y, lo que es peor, esas excusas te valen. Si lo deseas con todo el alma, no dejarás que ese sueño se tire por tierra así como así. Pelearás y lucharás con todo tu ser para lograrlo, pues de ello dependerá tu felicidad, la cual no tiene precio para ti.

Si un supuesto deseo te genera muchas excusas y dudas, mira dentro de ti a ver si realmente ese sueño es de verdad que lo es. No tengas miedo en adentrarte a ti y, si fuese necesario, descartarlo. No importa cuán lejos hayas llegado, si no te emociona ahora, no lo hará cuando lo logres, por lo que habrás desperdiciado tiempo y energía.

El que espera, desespera

Cuando postergamos una y otra vez todo aquello que deseamos, acabamos desesperándonos y abandonaremos el objetivo. Nos justificaremos con un “eso no es para mí” o “es algo muy difícil de alcanzar”, lo cual no es cierto. Simplemente, no has hecho nada para lograrlo.

Esperar y esperar no te dará nada. Las situaciones ideales nunca van a llegar. Y si llegasen, te darás cuenta mucho más tarde, cuando lo hayas logrado. Quizás entonces te des cuenta que todo ocurrió cuando debió ocurrir, y que diste el paso en el momento correcto. Pero seguramente entonces tú no eras consciente que era el momento de actuar.

Si de verdad deseas algo, no esperes, hazlo. Esperar y retrasar sólo hará que aumentar las posibilidades de que abandones sin ni siquiera empezar. Te rendirás antes de comenzar la batalla, vencida por tus excusas, miedos y creencias limitantes.

Spoiler: nunca se está demasiado preparada

Cuando nos ponemos a esperar, tendemos a creer que no es el mejor momento o que no estamos lo suficientemente preparadas. 

Conseguidora, jamás es el mejor momento porque eso simplemente no existe. Aunque se dieran todas esas circunstancias que a tu parecer hacen que sea el momento perfecto, pondrías alguna excusa más para no hacerlo. Porque no es el momento lo que falla, eres tú.

No es que no estés preparada para empezar, es que mentalmente no te crees capaz de hacerlo, y eso es lo que te frena. Nunca vas a estar preparada, porque es durante el camino que se aprende y se consiguen habilidades para alcanzar la meta. Fallar, probar, recalcular, son verbos imprescindibles que has de pasar para lograr eso que deseas. Es parte del funcionamiento de la vida. Muchas características que necesitas para conseguir algo las aprendes cuando te pones en serio a por ello.

Así que, conseguidora, no esperes más. Mira si realmente ese deseo es tuyo, si te lo exige tu alma, y ponte manos a la obra. El mejor momento para empezar fue ayer, el segundo mejor momento es ahora.