Imagina la situación: llevas tiempo intentando una y otra vez conseguir algo y nada, que no hay manera de hacerlo realidad. ¿Hasta cuándo intentarlo? ¿Cuándo “he cumplido” y me puedo rendir?
Spoiler: nunca
Seamos sinceras, conseguidora, ¿qué esperabas que te dijese? ¡Pues obviamente nunca! No creo que te venga por sorpresa. Soy fiel creyente de que con pasión y trabajo duro, no hay sueño ni objetivo imposible. Y por mil veces que fracases, hay que intentarlo mil y una. Las que hagan falta. Siempre y cuando sea un objetivo del alma, como te conté en este post. Además, si realmente es un sueño de este tipo, es difícil que te plantees abandonar, aunque todos tenemos tiempos de dudas, por supuesto.
Y no creo que no debas rendirte porque sea una vergüenza o algo así. Simplemente porque creo que es la forma más alta de amor propio que se puede vivir. Porque de esta forma, pones tus necesidades y tus deseos por delante de todo, incluidas tus excusas. Si sigues y sigues luchando por aquello que deseas, tu amor propio crecerá hasta lugares insospechados.
Cómo seguir cuando se pierde el foco
Aún así, ciertamente, puede ocurrir que, en determinadas ocasiones y/o por condiciones externas, a veces nos desencaminamos o incluso nos rendimos. Es completamente normal. Somos organismos vivos y socialmente conectados: nosotros cambiamos, los demás cambian, el entorno cambia. Y esto nos afecta, por supuesto.
En estos casos, creo que es fundamental hacer un reset. Volver al inicio y recordar por qué se empezó ese camino. Conseguidora, coge papel y boli, busca un sitio tranquilo y busca en ti las respuestas a: ¿por qué comencé? ¿Qué deseaba? ¿Qué era eso que me molestaba y por lo qué empecé a hacerlo?. O, simplemente, escribe, lo que salga, porque, de esta manera también podrá salir por qué ahora lo quieres dejar, qué es eso que ahora ya no te deja seguir…
Cuando nos perdemos, hay que volver al origen y no hay mejor forma que quedarse a solas e indagar en ti. Esto puede dar “pereza”, sobretodo cuando estás empezando a mirar en ti, pero sólo es una estrategia de la mente porque estas respuestas suelen estar asociadas al dolor, por lo que así se defiende y evita salir de la zona de confort.
¿Te estás equivocando?
En esta reflexiono que te propongo también te debe servir para revaluar si ese objetivo que te pusiste es realmente lo que quieres y necesitas. Porque, quizás, ese no era el sueño que deseabas o no lo estás buscando de la forma correcta.
También puede ser que te estés apegando demasiado al resultado, centrándote sólo en el resultado final, sin permitirte ver el crecimiento que has logrado hasta ahora. Y es que así es el ser humano, solo queremos la gran recompensa y olvidamos las pequeñas ganancias que vamos logrando por el camino.
Por esto, conseguidora, te pido que, cuando creas que debes dejar de luchar ese sueño, evalúes y estudies por qué lo quieres dejar. Mira dentro tuya a ver qué hay, y, después de ello, tomes la decisión más correcta para ti.