Lo que me devuelve el espejo

En mi humilde opinión (y en mi experiencia personal), el espejo (o el reflejo) es una de las peores torturas cuando tienes un cuerpo que no se corresponde con lo que tú sientes que deberías tener. Te miras al espejo y ¿qué ves? ¿Qué te devuelve?

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¿Qué ves tú?

Enfrentarme a un espejo era hasta no hace mucho tiempo uno de mis mayores miedos. No asumía el reflejo que me mostraba. Me resistía a pensar que aquello que allí aparecía era mi cuerpo. No podía ser. En mi mente era completamente diferente. Y cuanto más odiaba ese reflejo, peor era lo que me devolvía. Odié mi imagen durante toda mi vida hasta que me operé. Porque no reflejaba, nunca mejor dicho, lo que sentía en mi interior.

Evité durante años mirarme a un espejo o cualquier reflejo de cualquier sitio: no miraba escaparates, no podía verme reflejada en los coches, ¡ni siquiera en una cuchara! Así pasé 27 años de mi vida. Ni las fotos me gustaba ver.

Así que puedo saber exactamente qué sientes al mirarte al espejo. Esa cascada de emociones y sentimientos que se traducen en un nudo en la garganta, un malestar profundo, un odio extremo a ese cuerpo que, aunque ahora quizás no lo creas, te puede dar muchísimas satisfacciones y alegrías. 

Entiendo que odies el reflejo que te muestra el espejo. Pero créeme de verdad cuando te diga que ese odio lo puedes transmutar en amor y agradecimiento. Y esto depende de ti. Y no hace falta operarse. Porque yo me empecé a ver mucho mejor al comprarme un espejo (mi primer espejo, a los 27 años) sólo un par de semanas después de operarme. Y obviamente aún mi cuerpo no era como es ahora. Pero lo que estaba cambiando era mi mente.

Lo que veas en el espejo depende de ti.

Repito: de ti depende lo que veas en el espejo. Si te vas a mirar y ya llevas la mente llenas de ideas negativas y feas, el espejo te mostrará un cuerpo negativo y feo. En cambio, si vas hacia él con ideas bonitas y positivas, eso mismo te reflejará. 

No es un proceso rápido pero si fácil. Requiere consciencia y trabajo mental. Y paciencia. Pues llevas mucho tiempo odiando, por lo que pasar al lado totalmente contrario requiere su proceso. Intenta exponerte poco a poco, y cuando lo hagas, piensa en la suerte que tienes de tener un cuerpo, funcional, que estás trabajando en él; que aunque ahora no lo refleje, pronto será como te gustaría. Piensa que tienes un cuerpo que te permite hacer muchísimas cosas y cada vez más. Que, aunque aún no te hayas operado, pronto lo harás y se corresponderá más aún con la idea que tienes en la mente.

Como te digo, este proceso requiere trabajo y constancia. Pero muchas cosas pueden (y deben) empezar a cambiar antes de operarte. Todo lo que empieces a trabajar ya, es tiempo que ahorras luego. No olvides conseguidora, que la operación es una herramienta más, no es el objetivo, no es la solución, es un gran arma pero requiere una responsabilidad por tu parte.