Esta frase no es mía. La dijo Séneca hace aproximadamente 2000 años. Pero es más actual que nunca, pues vivimos en la época de las redes sociales, del escaparate continuo y de la llamada de atención 24/7. Siempre estamos buscando la aprobación de los demás. Nos sentimos bien cuando esto ocurre y nos sentimos desdichados cuando nos falta. Pero la felicidad reside en buscar tu propio aplauso.
¿Para quién lo haces?
Cuando te propones hacer algo como modificar un mal hábito, perder esos kilos que te sobran, dar los famosos 10000 pasos al día, etc. ¿para quién lo haces? Si la respuesta es distinta a “para mí”, eso que quieres hacer está abocado al fracaso.
Siento ser tan dura, pero ningún cambio será duradero si no es para ti. No vale que lo hagas por alguien a quien quieres mucho. Aunque suene egoísta, no debes querer a nadie más de lo que te quieres a ti misma. Por lo tanto, priorizar lo que tú crees que será la felicidad o el agrado de alguien por delante de la tuya, no hace más que tirarte piedras en tu tejado.
Debes priorizarte siempre, pues estando tú bien podrás ayudar muchísimo más y mejor a los demás. Debes ser tu mayor fan. Tus virtudes y tus defectos son tuyos, no depende de nadie más, y para ti debería ser lo más valioso que tengas. Si algo en ti no te gusta, trabájatelo y lo cambias, pero mientras tanto, ámate cómo eres y ponte por delante siempre.
Aprende a elegir tu bienestar por delante de todo. Esto no es rápido ni fácil, por supuesto. No olvidemos que venimos de toda una vida de autodesprecio y minusvaloración propia. La buena noticia es que nunca es tarde para empezar. El camino no será fácil pero la recompensa sí, lo prometo.
¿A quién crees que le importa lo que haces?
La sociedad nos empuja a pensar constantemente en el qué dirán los demás de esto o aquello que pensamos o hacemos. Pero, ¿realmente eso le importa a alguien?
Piensa en ti, en lo que te importa lo que hacen los demás. ¿Realmente te quita el sueño si tu amigo termina la maratón que se ha propuesto o no? ¿No puedes dejar de pensar en el reto al que se enfrentará esa prima lejana que casi no conoces? ¿Sientes que si tu pareja no lleva a cabo aquello que se propuso la querrás menos?
Si tu respuesta a estas palabras es un rotundo no (que debería serlo), ¿qué te lleva a pensar que otra persona lo hace sobre ti? Quizás sí que hablen de ti, pero el que lo hace lo hará siempre, contigo o con cualquier otra persona, le guste lo que hagas o no. No se trata de ti, se trata de esa persona. Esa forma de actuar la define a ella, no a ti.
Por eso, te vuelvo a pedir que pienses: ¿Por qué crees que le importa a otros lo que haces o dejas de hacer? Nadie se va a preocupar si haces algo o no, si lo haces por esa persona o por otros motivos. Haz lo que te salga de ti. Lo que hagas, que tenga importancia para ti. Sólo así podrás tener constancia en ello. Y la constancia es clave para conseguir lo que te propongas.
Si haces las cosas por otros motivos distintos a tu opinión o deseo, cuando esos motivos no estén, ¿crees que seguirás haciéndolo? Por ejemplo, imagina que te pones a dieta para gustar más a tu pareja, pero lo dejáis, ¿qué vas a hacer entonces? Haz dieta para gustarte más a ti, lo demás vendrá solo.
Conseguidora, tú eres tu principal trabajo. Tu misión es estar bien. Lo más importante es que estés contenta y satisfecha con lo que estás haciendo. Si lo consigues, lo demás estará bien. Quédate por aquí si quieres que te ayude a conseguirlo.
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