Si te paras a observar los comentarios que se producen a tu alrededor, te darás cuenta que la mayor parte de la sociedad vive en la queja continua, sintiéndose víctimas constantemente, quitándose la responsabilidad de su vida y poniéndola en las manos más variopintas: que si políticos, que si sus jefes, que si sus padres, que si aquel maestro que tal, que si el tuerto que le ha mirado fijamente esa mañana… Y tú conseguidora, ¿eres víctima o protagonista de tu vida?
Eres víctima si…
Ya sé que no te has dado cuenta. Seguramente piensas que no, que tú no vas por ahí haciéndote la víctima, así que te voy a dejar una lista de ítems en la que podrás descubrir si lo eres o no.
- De cada 10 frases que dices, más de 5 son quejas.
- Culpas a otros de tu situación actual.
- Esperas un evento concreto para actuar: cuando adelgace, cuando ascienda, cuando me ponga en forma…
- Siempre tienes una excusa para no tomar acción.
- Tienes un discurso negativo de la vida: todo está mal, no hay nada bueno en la vida.
- Te infravaloras constantemente.
- Te mientes a menudo, diciéndote que haces muchas cosas para lograr algo cuando no es cierto.
- No buscas una solución. Sólo quieres verter tu malestar en los demás, pero no deseas realmente arreglar el problema.
Eres protagonista de tu vida cuando…
Evidentemente, eres responsable de tu vida cuando haces todo lo contrario a lo que hemos dicho anteriormente:
- No expresas quejas. Si algo no te gusta, asumes que es porque tú aceptas que esté como está, y si no, lo cambias.
- Eres responsable de tu situación actual porque sabes que estás donde estás por tus decisiones pasadas.
- Tomas acción para lograr lo que quieres, no esperas a que ocurra algo concreto para ello.
- Eres consciente de cuando te estás poniendo una excusa y te dices la verdad: “hoy no entreno porque no me apetece entrenar, no me invento que no tengo tiempo”.
- Eres positivo en la vida, sabes que hay cosas malas pero te enfocas constantemente en lo bueno.
- Te conoces y sabes muy bien de lo que eres capaz.
- Te dices la verdad a cada momento, y si no has dado todo para lograr algo, te lo dices sin tapujos.
- Acudes a los demás para que te ayuden a solucionar un problema, pues sabes que los demás te pueden dar otro enfoque que te puede ir bien.
¡Sé responsable!
Actualmente, la sociedad es una quejica compulsiva. Sólo escuchamos quejas, quejas y más quejas, pero ¿hacen algo contra ello?
No somos capaces de entender que la responsabilidad TOTAL de nuestra situación actual es nuestra. Si estamos gordas, es porque en el pasado hemos tomado decisiones que nos han puesto así, que ni la genética ni el ambiente obesogénico nos han metido los dulces en la boca ni nos han tumbado en un sofá a punta de pistola. Que si estamos gordas, es porque, de una forma muy inconsciente y sibilina, eso nos ayuda a justificar nuestras creencias más profundas. Y nosotras hemos actuado irresponsablemente.
El cambio comienza en nosotras. Debemos cambiar actos físicos, como comer bien y movernos cuanto más mejor, pero, sobretodo, los actos mentales. Debemos fijarnos en qué pensamos de nosotras mismas, cómo nos hablamos, cómo nos justificamos nuestras mierdas…
La genética no existe, son los padres. Nosotras hemos aprendido a luchar contra el dolor que nos causa algo drogándonos con comida. Y hasta que no seamos consciente de ello y nos demos cuenta de qué es aquello de lo que huimos, JAMÁS podremos sanar y adelgazar de forma duradera.
No culpes a algo o alguien de fuera de lo que tú has construido para ti. Dos personas con un pasado similar han construido dos presentes diametralmente opuestos, y eso no es más que fruto de la mente de cada uno.
Pingback: “Hoy es el mañana del que hablaste ayer”. 3 pasos para lograr lo que quieras alcanzar - OBESAMIND