No dejes de soñar

Vivimos en una sociedad amargada, triste y deprimida. Esto es así. No lo digo yo, lo puedes comprobar por ti misma. Es por ello que continuamente se nos invita a abandonar nuestros sueños y a acomodarnos a lo ya conocido. Pero si estoy aquí y te puedo decir estas cosas es porque yo no dejé de soñar. Creí, trabajé y conseguí lo que me propuse. Y estoy totalmente convencida de que tú también puedes hacer lo mismo.

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Los sueños no son una tontería

Socialmente, sólo se nos permite soñar cuando somos niños. Después, al hacernos adultos, rápidamente nos quitan esta virtud y nos intentan meter a todos en el mismo molde. Uno que nos hace tremendamente infelices, que nos rebaja a conformarnos simplemente con la subsistencia. O uno que nos hace creer que todos tenemos los mismos sueños: tener hijos, casarse, comprar una casa…

Pero al hacernos adultos, nuestros verdaderos sueños, aquellos que proceden de nuestra alma, se ridiculizan y nos obligan a olvidarnos de ellos. Craso error, pues detrás de los sueños se esconde la felicidad, por lo que no son una tontería ni debemos abandonarlos.

Si realmente nos queremos, como muchas veces hacemos creer, no podemos dejar nuestros sueños atrás. Nuestro desarrollo como persona depende de ello, de si vamos en busca de los sueños que nos hacen vibrar, o nos conformamos con una vida vacía y carente de sentido para nosotras.

Permítete soñar como cuando eras pequeña. Olvídate del qué dirán. Ponte a ti por delante de la sociedad. Sueña, y trabaja para conseguir aquello con lo que sueñas.

Los sueños no son negociables

A veces, nos permitimos momentáneamente soñar pero postergamos una y otra vez el ir a por ellos. Es decir, tenemos muy claro qué queremos, pero no nos atrevemos y ponemos cualquier cosa, cualquier excusa, para evitar ir a por ello.

No hay negociación ninguna en ello. No hay excusa que valga. No se admiten postergaciones. Vinimos a ser felices y eso pasa por buscar incansablemente aquello que nos deja esa sonrisa tonta cuando nos permitimos divagar y soñar. 

Nada ni nadie debe estar por delante de tu felicidad. Y, a pesar de lo que tantas veces nos han hecho creer, poner tu felicidad por delante de los demás no es nada egoísta. Todo lo contrario. Cuanto mejor estés tú, más y mejor podrás querer y cuidar a los demás. Si estás triste y amargada, es eso lo que darás a tus seres queridos. En cambio, una persona llena de ilusión, alegría y energía, contagiará a todos cuantos le rodeen.

No negocies tu felicidad conseguidora. Sólo tenemos una vida y un momento, el ahora. No sabemos qué pasará mañana. No podemos actuar sobre el pasado. Hagamos ahora eso que nos hace felices, por lo que pueda pasar.

Los sueños son alcanzables 

Otro mito más que nos han inculcado socialmente es que hay sueños imposibles. Nos hacen creer que hay sueños demasiado grandes para nosotras y que no alcanzaremos jamás. Y no hay nada más alejado de la realidad.

Si hay quién ya ha logrado eso con lo que soñamos, nosotras también podremos alcanzarlo. Y si nadie lo ha hecho aún, alguien debe ser la primera en ello.

Para alcanzar todo eso que hemos deseado desde siempre se necesita fe, es decir, la certeza de que lo vamos a lograr, e ilusión, que nos da la capacidad de poner toda nuestra energía al servicio de una tarea. Esto nos permitirá poner toda la carne en el asador, ir a por todas. Y sólo así lograremos nuestros sueños.